Del álbum: Fotos del muro
De Saik Uma
. Ahora, el planeta, recibe seres más evolucionados, provenientes de muchos universos seres que, para servir, están dispuestos a pasar períodos prolongados en naves espaciales, o que, incluso en estado incorpóreo, aceptaron concentrar su consciencia en el trabajo de recuperación del planeta.
En tiempos pasados, esos seres de gran poder y amor eran llamados Arcángeles. Hoy se sabe que ese antiguo ropaje, legendario en la cultura humana, fue sustituido por la presencia concreta de naves espaciales que, comandadas incluso por esos seres sublimes, tienen el poder de recorrer en pocos minutos varios años luz de distancia. Como en la Antigüedad, hoy también tales seres defienden y preservan a la Tierra de la acción de fuerzas destructivas.
Durante largos períodos, el hombre se distrajo con la vida externa, pero ahora que ha llegado el tiempo de la gran necesidad, él vuelve a mirar dentro de sí mismo, o sea, hacia la totalidad de su propia consciencia. Los Arcángeles de la antigua cultura hoy le transmiten la enseñanza en forma de leyes que él debe aprehender. Usan un lenguaje más adecuado para esta época y para los nuevos estados mentales y espirituales que ya se anuncian en la humanidad.
Los seres alados que, empuñando espadas, subían y descendían las inmensas escalinatas del cielo, como los mostraban las antiguas teologías, escrituras y obras pictóricas de entonces, nos fueron presentados de la forma como mejor pudiésemos comprenderlos y acogerlos. La Gran Fraternidad fue siempre la misma; ahora, no obstante, ya no hay necesidad de verla tan distante de nosotros. El hombre que optó por la vida interior debe estar listo para conocer a sus hermanos del cosmos más de cerca y, en la medida en que su consciencia se amplía, los elementos decorativos, emocionales y legendarios de las visiones internas y de los relatos informativos externos ya no serán esenciales.
Con respecto a esto, una mística de depurada consciencia expresó que vio, sobre su país de origen, la imagen del Arcángel Miguel con la espada clavada en un punto que debería ser protegido de la interferencia desarmonizante de ciertas fuerzas involutivas. Hace unos quince años, ese mismo ser cósmico, que siempre fue conocido en la Tierra, se materializó en el plano astral e imprimió su imagen en una fotografía, presentándose con el nombre de Ashtar Sheran (el Arcángel Miguel), quien se manifiesta, cuando es necesario, en una potente nave espacial en el valle de Erks.
¿Sería la visión de esa mística una proyección del mismo Arcángel Miguel, con vestiduras que ella pudiese comprender, o sería una creación de su propio mundo cultural cristiano? Resulta difícil responder a esta pregunta si se usa la mente humana analítica. Hay individuos que niegan la existencia de los Arcángeles, mas, en verdad, lo que realmente niegan es la presentación que hicieron las antiguas escrituras de las Jerarquías Celestiales. Esos individuos toda¬vía no encontraron la correlación entre aquellas descripciones y las que se hacen hoy. Entre ellas hay sólo una diferencia de forma y de grado evolutivo, tanto de parte de los manifestantes, como de parte de los observadores. Las apariciones de esos mensajeros de la verdad se fueron actualizando en el transcurso del tiempo y el modo de contactarse hoy con la humanidad conduce más con el desenvolvimiento mental del hombre moderno. Sin duda, los protectores de este planeta siempre existieron y, en este momento cíclico, es posible contactarlos en forma más directa.
En tiempos pasados, esos seres de gran poder y amor eran llamados Arcángeles. Hoy se sabe que ese antiguo ropaje, legendario en la cultura humana, fue sustituido por la presencia concreta de naves espaciales que, comandadas incluso por esos seres sublimes, tienen el poder de recorrer en pocos minutos varios años luz de distancia. Como en la Antigüedad, hoy también tales seres defienden y preservan a la Tierra de la acción de fuerzas destructivas.
Durante largos períodos, el hombre se distrajo con la vida externa, pero ahora que ha llegado el tiempo de la gran necesidad, él vuelve a mirar dentro de sí mismo, o sea, hacia la totalidad de su propia consciencia. Los Arcángeles de la antigua cultura hoy le transmiten la enseñanza en forma de leyes que él debe aprehender. Usan un lenguaje más adecuado para esta época y para los nuevos estados mentales y espirituales que ya se anuncian en la humanidad.
Los seres alados que, empuñando espadas, subían y descendían las inmensas escalinatas del cielo, como los mostraban las antiguas teologías, escrituras y obras pictóricas de entonces, nos fueron presentados de la forma como mejor pudiésemos comprenderlos y acogerlos. La Gran Fraternidad fue siempre la misma; ahora, no obstante, ya no hay necesidad de verla tan distante de nosotros. El hombre que optó por la vida interior debe estar listo para conocer a sus hermanos del cosmos más de cerca y, en la medida en que su consciencia se amplía, los elementos decorativos, emocionales y legendarios de las visiones internas y de los relatos informativos externos ya no serán esenciales.
Con respecto a esto, una mística de depurada consciencia expresó que vio, sobre su país de origen, la imagen del Arcángel Miguel con la espada clavada en un punto que debería ser protegido de la interferencia desarmonizante de ciertas fuerzas involutivas. Hace unos quince años, ese mismo ser cósmico, que siempre fue conocido en la Tierra, se materializó en el plano astral e imprimió su imagen en una fotografía, presentándose con el nombre de Ashtar Sheran (el Arcángel Miguel), quien se manifiesta, cuando es necesario, en una potente nave espacial en el valle de Erks.
¿Sería la visión de esa mística una proyección del mismo Arcángel Miguel, con vestiduras que ella pudiese comprender, o sería una creación de su propio mundo cultural cristiano? Resulta difícil responder a esta pregunta si se usa la mente humana analítica. Hay individuos que niegan la existencia de los Arcángeles, mas, en verdad, lo que realmente niegan es la presentación que hicieron las antiguas escrituras de las Jerarquías Celestiales. Esos individuos toda¬vía no encontraron la correlación entre aquellas descripciones y las que se hacen hoy. Entre ellas hay sólo una diferencia de forma y de grado evolutivo, tanto de parte de los manifestantes, como de parte de los observadores. Las apariciones de esos mensajeros de la verdad se fueron actualizando en el transcurso del tiempo y el modo de contactarse hoy con la humanidad conduce más con el desenvolvimiento mental del hombre moderno. Sin duda, los protectores de este planeta siempre existieron y, en este momento cíclico, es posible contactarlos en forma más directa.
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